¿Qué es la sensibilidad química múltiple?

Como comentábamos en nuestra entrada anterior del Blog, estamos sometidos a un sinfín de productos químicos que introducimos en nuestros hogares y consumimos a diario sin ser conscientes de ello, generándose una carga química corporal.
Hoy en día no existe persona en el planeta que no contenga su propia carga, pero existen unas que, expuestas a las mismas sustancias que otras que no sufren ninguna reacción, sufren una reacción desmedida.
El hecho de que estemos dotados de sensibilidad nos permite percibir estímulos de nuestro entorno, identificarlos y reaccionar de una manera adecuada ante ellos. Si sufrimos una alteración de esta función nuestro organismo emite una respuesta inadecuada, lo que se denomina hipersensibilidad. A esa reacción inmunitaria exagerada, pero de causa desconocida se le denomina: sensibilidad química múltiple.
Según el Dr. Santiago Nogué, la sensibilidad química múltiple (SQM), es una enfermedad adquirida caracterizada por la pérdida progresiva de tolerancia a la presencia en el medio ambiente de agentes químicos diversos.
El origen de este síndrome es difícil de determinar ya que estudios realizados hasta la fecha sugieren que es de carácter multifactorial, sumado a la movilidad y bioacumulación de muchos contaminantes.
Al no existir muchas referencias consolidadas desde un punto de vista científico, complejiza su credibilidad, pero no es un trastorno psicológico, lo que no significa que pueda desencadenar manifestaciones psicológicas o que afecte a personas con una patología psiquiátrica previa. Se define como un trastorno orgánico de origen neurológico y con efecto sistémico.
En 2014 España se sumó a la lista de países que reconocen la SQM como enfermedad, así como Alemania (2000), Austria (2001), Japón (2009), Suiza (2010) o Dinamarca (2012).

Esto permite facilitar el manejo clínico y jurídico y dar reconocimiento a unos derechos básicos de las personas afectadas. Al ser difícil de diagnosticar, ya que no existe ninguna prueba de laboratorio o radiográfica que manifieste la enfermedad, y dada la variedad de síntomas, se recogen datos de su historial clínico y se aplica el cuestionario QEESI (Quick Environmental Exposure and Sensitivity Inventory) que permite identificar a los agentes desencadenantes de los síntomas, cuantificar la gravedad y repercusiones de la SQM en las actividades de la vida diaria.
Dentro de la sintomatología se encuentran la hipersensibilidad a los cambios de temperatura o estación, sensibilidad a los olores de colonia, gasolina, humo, papel de la prensa, etc, dificultad respiratoria, asma, alergias, dificultad de concentración, cefalea, mareos, dolores de estómago, dolores musculares, artritis, entre otras.
La SQM se asocia a otras afecciones como la fibromialgia, la fatiga crónica o la hipersensibilidad, que pueden agravar la sintomatología propia de la sensibilidad.
Lamentablemente no dispone de ningún tratamiento específico y la única vía para disminuir el dolor es alejarse de las diversas fuentes, lo que conlleva a generar cambios de hábitos, de libertades, emocionales e inclusive llevar al aislamiento.
Disminuir el uso de compuestos químicos no solo será un método preventivo para todos, sino también una toma de consciencia y de consideración para con aquellos que sufren de esta compleja enfermedad.
Construir con materiales naturales y testados personalmente en cada caso, puede dotar a nuestro entorno de ese ambiente protector.

Fuente: Fernández-Solà, Joaquim. Nogué, Santiago. Sensibilidad química y ambiental múltiple. Sobrevivir en un entorno tóxico. Oxigen Viena Ediciones.