5G
Durante el pasado mes de marzo, se celebró el Mobile World Congress, el congreso más importante a nivel mundial en torno a la comunicación móvil y las nuevas tecnologías. Desde 2006 su sede es Barcelona y este año se llevó a cabo del 26 de febrero al 01 de marzo. Más de 120.000 expositores se reunieron para mostrar los productos y servicios más innovadores y compartir las grandes ideas que influirán en el futuro de la industria.
Uno de los ejes del congreso fue la telefonía 5G. Esta quinta generación será unas 10 veces más rápida que la 4G, lo que permitirá, por ejemplo, descargarse películas 3D en segundos, pero además controlar termostatos, sensores, coches inteligentes, casas, robots y otras nuevas tecnologías.
El presidente de Ericsson Börje Eckholm habló de “importantes avances” y recordó que el desarrollo de la red 5G es una necesidad para poder canalizar el creciente flujo de datos y dar servicio a un número de dispositivos que crece exponencialmente.
Barcelona busca convertirse en la primera ciudad 5G del mundo. En 2011 comenzó su transformación como ciudad digital. En 2014 fue nombrada la primera ciudad inteligente de Europa y en 2020 aspira a ser pionera en 5G.
Para lograr todo eso, la tecnología 5G necesitará campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente alta, además de las frecuencias de radio de banda baja y media con velocidades más rápidas para un caudaloso río de datos. Este tipo de radiación pierde fuerza al pasar por muros, paredes o forjados, por lo que las compañías necesitarán instalar miles -o quizás millones- de torres en miniatura en cada luminaria pública, al costado de los edificios, dentro de cada vivienda u oficina y potencialmente en cada habitación.
Seguramente, la aplicación de esta tecnología “puntera” pueda traer comodidad y beneficios en ciertas áreas, pero ¿Tiene sentido aplicarla si no tenemos información de sus efectos a largo plazo? Porque…¿sabemos si esta tecnología es segura para nuestra salud?
En septiembre de 2017 más de 180 científicos y médicos de todo el mundo pidieron a la UE una moratoria para las redes 5G por sus riesgos para la salud. Afirman que no existe ninguna prueba científica que demuestre que esta tecnología es segura, sin embargo, hay muchas pruebas de efectos nocivos valorados en los despliegues de las generaciones tecnológicas anteriores (2G, 3G, 4G, WiFi).
Los científicos firmantes consideran que la expansión de la 5G atenta contra el Principio de precaución reconocido por la Unión Europea y que puede incumplir el código de ética médica de Núremberg. Así mismo resaltan que la Agencia Europea del Medio Ambiente lleva tiempo alertando sobre los riesgos de la radiación de los dispositivos inalámbricos de uso cotidiano.
Mencionan efectos de los CEM-RF que “incluyen aumento del riesgo de cáncer, estrés celular, aumento de los radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos e impactos negativos en el bienestar general de los seres humanos”. No afecta solo a los humanos “ya que hay evidencia creciente de efectos nocivos tanto para los animales como para las plantas.”
Por todo lo anterior, piden a la UE la prórroga de aplicación de 5G hasta que científicos verdaderamente imparciales hayan demostrado que la exposición a esta tecnología no causará daños a niños, bebés y fetos. Se pide, además, la aplicación de la Resolución 1815 del Consejo de Europa (2011) y tomar “todas las medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias” (reducir los límites legales de exposición, favorecer telecomunicaciones a través de cable sobre las inalámbricas, informar acerca de los riesgos para la población en general así como en los ámbitos de la salud y la enseñanza, …), crear un grupo de trabajo de científicos independientes para evaluar los riesgos basado en el conocimiento científico actual, para evitar que la influencia de los lobbies de la industria determine las decisiones de las instituciones europeas.
Nuestro hogar es nuestro refugio, un espacio creado e ideado por nosotros y para nuestra seguridad ¿En qué momento esta tecnología entró en nuestros espacios íntimos? Se nos ha privado de nuestra libertad a escoger qué queremos que entre en nuestros espacios. Si de noche quisiera detener toda esta radiación que me rodea, sencillamente sería imposible. ¿No tendremos la posibilidad de desconectarnos nunca más?
Fuentes:
http: //www.lavanguardia.com/ tecnologia/20180301/ 441167361920/mwc-2018-5g.html
https://www.ecologistasenaccion.org/?p=34982