Emergencia climática


Los glaciares y casquetes polares son la mayor reserva de agua dulce que existen. Se les considera depósitos de abastecimiento de agua para los meses de primavera y verano, y alimentan acuíferos, ríos, lagos y embalses.
A pesar de conformar solo el 3% del agua total existente -el 97% restante es salada- determina drásticamente la productividad de una zona y la subsistencia de los ecosistemas.
Lamentablemente, registros de los últimos 20 años están evidenciando una acelerada reducción y pérdida de superficie de hielo sin precedentes debido al calentamiento global antropogénico -generado por el hombre-, cuya principal causa son las emisiones de gases de efecto invernadero. Pese a que la realidad obliga a tomar medidas urgentes de gestión del territorio y mitigar sus efectos, vemos cómo una COP 25 y su lema “tiempo de actuar” son solo espejismos en el desierto y medidas de mínimos -ridículas, de risa, pero más de llanto y angustia, diría yo- todo un falso evento apoyado por multinacionales que contaminan y se embolsan millonarias cantidades de dinero a costa de un patrimonio que no les pertenece.
En los primeros siete meses de 2019 la revisión de 11602 artículos sobre “Cambio Climático” y “Calentamiento Global” ha llevado a un consenso del 100% de investigadores científicos sobre el calentamiento global antropogénico. El 28 de noviembre de 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución que declara la Emergencia climática y ambiental en Europa y en todo el mundo y 2019 marcó un récord en el aumento de dióxido de carbono, por lo que vemos que el acuerdo de París se esfuma.



¿Qué es lo que no se entiende del concepto Emergencia?
Según la RAE es una situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata y aunque se publiquen datos, se evidencien consecuencias y se recomienden cambios, no se hace nada o casi nada.
Diría que es la pereza de muchos por tener que salir de lo que entendemos por nuestro estado de confort y la ambición desmedida de otros. Nuestro estilo de vida – consumir, gozar y festejar el derroche las 24 horas del día, la moda, la banalidad, el egoísmo y la falta de empatía- está pasando una factura demasiado alta y de ese apetito voraz del consumismo pasaremos a una inanición frustrante en muy poco tiempo.
El progreso que no considera y respeta a la naturaleza no es progreso, es retroceso.
“Año de nieves, año de bienes”. Hablar de nieve es hablar de agua y hablar de agua es hablar de vida y todos los seres dependemos de ella.


Dejemos ese falso progreso y cuidemos del planeta.
La Companyia Verda lleva tiempo en el cambio de hábitos y tú ¿a qué esperas?
¡infórmate, cuídate y cuida!